Según Shakespeare...

Estrellas no brilléis la luz no vea lo que mi negro corazón desea. La bienvenida den tu lengua, tus manos y tus ojos. Se la inocente flor que oculta el áspid.

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La fermentida faz oculte artera, lo que en pecho fementido impera.

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Que no escuches de esa campana el son que a mí me invita y a cielo o al infierno a ti te cita. Quien cual vos hiciere del mal el bien, y amigo de enemigo, lleva de Dios la bendición consigo.

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Muere luminoso sol para que oculte la luna lo tieso de mis errores y negocien las estrellas por mi libertad.